Salvaguardar la salud de los salvadoreños es uno de los propósitos gubernamentales, por ello el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) aplica estrictos controles de los lácteos en la frontera El Amatillo, para garantizar la inocuidad de los productos que ingresan a territorio nacional, conforme a la Ley de Sanidad Vegetal y Animal.
Con el cumplimiento de las normas se contribuye a erradicar la competencia desleal en el mercado de lácteos, en respuesta al sector ganadero, quien solicitó al Ministro David Martínez que los controles y las exigencias de calidad sean aplicados de igual forma a los productos nacionales y a los importados.
A diario, en el Puesto de Control Cuarentenario de la frontera El Amatillo, en Pasaquina, La Unión, ingresa el mayor porcentaje de los quesos (morolique y quesillo). Aquí los inspectores de la División de Cuarentena Animal realizan verificaciones de documentación de los lácteos, también se realizan las inspecciones físicas, donde se evalúa el manejo de los productos procedentes de Nicaragua y Honduras.
Según el Reglamento Técnico Centroamericano de Buenas Prácticas de Manofactura de Alimentos (RTCA), las plantas importadoras deben garantizar el buen estado de los productos y su manejo sanitario: con empaque primario al vacío en jabas, tarimas plásticas y etiqueta con la información del producto.
Posteriormente, ingresan los datos al Sistema de Información en Sanidad Agropecuaria (SISA) para realizar el muestreo aleatorio, establecido por el sistema. Estas muestras son tomadas por los técnicos de la División de Productos de Origen Animal (DIPOA), quienes toman cinco muestras al azar y de cada una la dividen en tres, las cuales se llevan a la Red de Laboratorios Veterinarios en el Centro Agropecuario El Matazano, en Soyapango, para realizar los análisis respectivos y verificar su inocuidad.
Allí se ingresan las muestras al Sistema de Información de Laboratorio (SILAB) para hacer los análisis microbiológicos, de acuerdo al RTCA de Criterios Microbiológicos de Quesos no Madurados.
De resultar un producto que no cumpla con lo establecido por el RTCA y viole los estándares sanitarios mínimos, este es rechazado y retornado a su país de origen, procediendo a informar los hallazgos al importador y a la autoridad competente de dicho país.
Al encontrar un lácteo contaminado de una empresa, el importador tiene derecho a solicitar un análisis de contra muestras en los laboratorios autorizados, siempre y cuando la desviación sea baja, pero si son elevados se rechaza automáticamente.
Todo el proceso se realiza bajo confidencialidad, desde que se le asigna una viñeta que tiene un código de barra hasta la generación del resultado, garantizando que no se pueden alterar.
Todas las plantas importadoras cuentan con permisos de parte del MAG, pero al encontrar dos rechazos consecutivos de la planta, esta pierde la licencia para ingresar sus productos al país.
El análisis de muestras cumple de manera estricta el RTCA para asegurar la salud del pueblo salvadoreño. Con el proceso de inocuidad de los productos lácteos, DIPOA evita que en el Ministerio de Salud ingresen más personas con enfermedades gastrointestinales o enfermedades de gravedad, como la meningitis que es causada por la Listeria monocytogenes.
Desde abril y por el incumplimiento del reglamento de criterios microbiológicos se han rechazado seis contenedores, equivalentes a 102,000 kilogramos de producto. Y lo que más se ha encontrado en los análisis es Staphylococcus aureus, Escherichia coli y en años anteriores Listeria monocytogenes.
La jefa de la Red de Laboratorios Veterinarios, Margarita Arango, reitera la importancia de mantener los controles a las importaciones de lácteos para evitar hechos lamentables que pueden causar hasta la muerte. “Es importante porque evitamos las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA), que pueden dañarnos el organismo causando una diarrea o salmonelosis, que en el peor de los casos pueden causarnos hasta la muerte. La prioridad es cuidar la salud del pueblo salvadoreño”.
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