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MAG REFUERZA LOS CONTROLES DE CALIDAD E INOCUIDAD EN LOS LÁCTEOS IMPORTADOS

El sector ganadero es uno de los más importantes para la economía y el desarrollo local, razón por la que el Gobierno de El Salvador a través del Plan Maestro de Rescate Agropecuario, que es ejecutado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), coordina sus acciones con los productores nacionales para acabar con las crisis heredadas por administraciones anteriores.

El Ministro David Martínez reconoce que es urgente actuar, razón por la cual se están reforzando las medidas de los muestreos de lácteos en las fronteras, pues la mayoría de quesillo y queso morolique que se consumen en el país son importados de Nicaragua y Honduras, por lo que el ministerio busca garantizar la salud de la población salvadoreña negando la entrada a los lácteos contaminados con bacterias.

Además, en los últimos meses en los lácteos importados se detectó formalina, un compuesto químico que a largo plazo afecta la salud.

Ante la problemática, el MAG está implementando la prueba de niveles de cloro y peróxido en los lácteos importados. “La muestra de niveles de cloro y peróxido se realiza desde hace un mes. Es una prueba rápida porque podrían ser un inhibidor microbacteriano de alimentos”, explicó la técnico del Laboratorio Físico Químico de Alimentos, Vanesa de Rivera.

Conforme con la Ley de Sanidad Vegetal y Animal, el MAG está realizando y reforzando un proceso detallado de control de calidad que comienza en la División de Cuarentena Animal con la revisión de los documentos, los cuáles deben cumplir con todas las reglas establecidas en los tratados y los estándares internacionales, entre los que se encuentran los permisos de importación de la planta otorgados por el MAG y los análisis de laboratorio de los lácteos.

Una vez se comprueba que todo está en regla, se procede a la inspección física en la que se ve el etiquetado (lugar de procedencia, fecha de producción, fecha de vencimiento, etc.), el empaque al vacío, la refrigeración de los contenedores, las jabas o tarimas plásticas en la que son transportados, entre otros.

Después, los datos se ingresan al Sistema de Información en Sanidad Agropecuaria (SISA), el cual de manera aleatoria determina que contenedor pasará a muestreo, el cual está a cargo de la División de Productos de Origen Animal (DIPOA).

“Una vez sale el contenedor para muestreo nosotros imprimimos las viñetas que corresponden a ese transporte y se toman cinco muestras aleatorias de toda la carga con todos los procesos higiénicos sanitarios para no contaminar las muestras, las que van con sus marchamos (señal distintiva de un producto que ha sido o será analizado), y después se envían a los laboratorios para realizar los análisis y garantizar su inocuidad”, dijo el encargado de la unidad de lácteos de DIPOA, Óscar Brito,

Con el muestreo se garantiza que los productos están libres de contaminación, de acuerdo el Reglamento Técnico Centroamericano de Buenas Prácticas de Manofactura de Alimentos (RTCA), de lo contrario estos no ingresan al país.

Al rechazar los productos contaminados, el Gobierno de El Salvador protege la salud de los salvadoreños, además así mantiene una competencia leal de mercado para los ganaderos nacionales.