Muchas de las familias del municipio San Antonio del Mosco, en San Miguel, son afectados por la carencia de agua en la época de verano, pero con la construcción de cinco reservorios del Programa Rural Adelante tienen nuevas oportunidades para mejorar la calidad de vida.
La comunidad El Escobal es una de las muchas del Corredor Seco, un área vulnerable a eventos climatológicos, que se dedican a la agricultura de subsistencia y hasta hace poco les era impensable cultivar sus hortalizas en verano, sin embargo, con los reservorios producen sus granos básicos aun en época seca.
Para esta comunidad y la de cientos familias productoras del Corredor Seco la realidad está cambiando con el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural y su Programa Rural Adelante, que desarrolla las capacidades para hacer a las comunidades más resilientes ante las condiciones climáticas, por tanto, están fortaleciendo las condiciones de vida y la biodiversidad de la zona.
Los cinco reservorios del municipio fueron construidos con una inversión de $27,505 y cuentan con una capacidad de almacenamiento de 93 metros cúbicos cada uno, para beneficiar a más de 2,120 personas. Estos son utilizados para captar agua lluvia por medio de un techo agua y su canal PVC, la que es aprovechada para saciar al ganado y regar los granos básicos y los árboles.
«El agua es utilizada para el tema de riego, ya sea en granos básicos, árboles frutales, forestales y algunas familias que poseen ganadería de subsistencia. Con los reservorios vamos a reducir la vulnerabilidad y a evitar que se sequen los cultivos, el ganado ya no sufrirá de sed», aseguró Ismael Guevara, técnico especialista de cambio climático del Programa Rural Adelante.
Wilber Romero es uno de los beneficiados y opinó que en la época seca ya no habrá ningún problema para obtener los alimentos. «Hoy en invierno vamos a recoger agua lo más que se pueda y darle uso en verano, vamos a poder sembrar hortalizas. Agradecemos al programa porque nos ayudó con el reservorio, la cerca perimetral y el techo para recoger agua lluvia», añadió.
María Rivera de Hidalgo es una de las mujeres de El Escobal que elaboran petates para comercializar y asegura que los reservorios son de mucha ayuda porque la venta de petates no es rentable.
«Somos de escasos recursos y el trabajo de las mujeres es hacer petates y eso cuesta mucho, no se logra hacer en el día porque es un trabajo bien complicado, despacio y mal pagado, lo que dan por un petate es $3.50 y no se alcanza a terminar en el día porque hay otras cosas que hacer en el hogar (…) Los reservorios han venido a resolver una de nuestras necesidades. Hoy que vamos a tener agua ya podemos sembrar chile, tomate, pepino, eso se da aquí y servirá para la alimentación en el hogar. Va a ser diferente porque sembrando algunas plantas también tendremos otros ingresos”, puntualizó María.
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